-Te he recordado mucho estos días.
-Por qué?
-Las tardes lluviosas y luego el sol, te traen conmigo y nos llevan al Tomas Garrido. O a las calles de Coatzacoalcos. Noches con truenos y relámpagos también. Es esa época del año en que me siento así, nostálgico. Será otro cumpleaños tuyo. Lejos muy a mi pesar. Me consuela saber que tu estas bien. No puedo pedir nada más. No me hace falta pedir nada más.
-Ni me digas, fue hermoso.
-Recordar es volver a vivir. Y solo vivo de recuerdos. Mis manos están lejos de las tuyas y duele. Ni pedo! Es cosa mía, Preciosa, lo sé. No te complico. Solo quiero que sepas que amar así duele un chingo. Espero que nunca lo sientas, porque duele con madres.
-No me digas eso por fa!
-Qué? Estamos a un año o más de distancia. Dentro de poco ya no te acordarás de mi en absoluto.
-Eso jamás pasará.
-De por si, ya no creo que mi recuerdo te visite tanto como alguna vez.
-No es así, pero sé respetar.
-Y yo, y me da coraje porque no quiero respetar. Pinche vida que me tocó vivir!
-No digas eso, tienes una gran familia. Y yo me estoy dando la oportunidad de tener una.
-Nada me salió bien, (es el recuento de mi vida), y cuando iba tomando forma, cuando sentí la recompensa por todo el desastre que he vivido, pufff, se esfumó! Hazlo, tienes derecho. Mereces todo lo que no te pude dar. Llena tu vaso. Deberías olvidarme, así dejaría de existir como fantasma.
-Eso no pasara. Cuídate mucho. Te mando un abrazo muy fuerte.
-Haz de cuenta no paso nada. Porque a mi me atormentan los recuerdos cada día y la nostalgia y las ganas de abrazarte y besarte y reclamar mi lugar. Gracias, por leerme y por responder. Gracias por tu abrazo. Cuídate mucho, cuida a mi Preciosa. Qué estés bien!
-Gracias a ti por responder el saludo. Besos!